reloj

noviembre 13, 2008

times

Hace años deje de usar reloj en la muñeca, me parecía un estorbo, me sentía atado, como con una cadena ligada a ciertas agendas invisibles y no solicitadas, y ya si eran agendas de ese tipo, prefería traer amarrado un escapulario o una pulserita con santitos bordados. A raíz de tener más cosas que hacer y cuadrar, opté por la opción del reloj en el celular, así mis manos seguían libres.

Ahora que estuve en Mexicali le vi un reloj a un amigo, me encantó a primera vista, le ofrecí comprárselo y el generosamente me lo vendió. Es un reloj como de abuelito, números grandes, sin mucha complicación ni protagonismo en el diseño, un clásico Timex de cuerda con carátula azul metálica.

La idea de reconciliarme con el padre cronos, de relajarme y acordarme que las cosas toman su tiempo, de saber que no se gana ni se pierde tiempo, solo se invierte de diferente manera, pero sobre todo, ser consiente de que cada segundo que pase es único y es potencialmente memorable, me ha hecho regresar a usar un reloj de pulsera.

Dicen los expertos que la idea del desaceleramiento puede salvar al mundo de su perdición, yo digo que quizá mi mundo interno se pueda perpetuar si logro entender el tiempo de otra manera.

Por supuesto seguiré con las manos libres para poder darle cuerda a mi reloj.

Amén.