I. El mago / La voluntad
La conocí por una recomendación laboral, el asesor #1 de animación en nuestro documental dijo: ¿Por qué no contratas a alguien que te ayude a conseguir todo el material de archivo que necesitas? Yo conozco a una morra con la que hemos trabajado que seguro te puede ayudar. El asesor #2 de animación dijo: ¡Paula no, a Llanos no! – ¿Porqué no? -pregunté. Es que esta guapa, dijo el asesor #1 con una sonrisa. La curiosidad por el personaje comenzó a germinar en ese momento. Reconocida por su trabajo y guapa, pensé. ¡Sí, preséntenmela! Definitivamente la necesitamos para la película, dije.
II. La Sacerdotisa / La ciencia que guía la voluntad
A Alejandro Jodorowsky lo conocí hace más de una década, en la presentación de uno de sus libros en el Museo de la Ciudad de México. Guillermo Arriaga era uno de los presentadores y después del evento me invitó con toda la clika de invitados VIP a cenar al bar La Opera. Una banda de celebridades radiofónicas, entre ellos el entrañable Jordi Soler, se sentó a su alrededor para charlar con él. Con el talento de una personalidad que tiene toques de artista y gurú, la plática y la cena giraron a su alrededor.
De Jodorowsky conocía sus películas y su relación con el tarot, así que tenía unas ganas locas de pedirle que me tirara y leyera una sola carta, con una me conformaba, y obviamente, para no perder la costumbre, le preguntaría por el amor. Dada la dinámica de la cena, la misión era obviamente imposible, razón por lo cual pasé al plan B: solicitárselo a su mujer, una rubia guapa y enorme, con obvios genes del norte de Europa, que se encontraba a la orilla de la mesa y que nadie volteaba a ver. Me acerqué y le pregunté si ella también sabía leer el tarot, me sonrío y me dijo que si, le pregunté si me podía leer una sola carta que respondiera a mi futuro en relación a la pareja. Aceptó, las barajeó y sacó una sola carta: La Papesse. La imagen era de una mujer madura y hermosa con un libro abierto, una corona en la cabeza, sentada en un trono y escoltada por dos columnas: la fuerza y la justicia. Este, el arcano número dos, representa los opuestos complementarios necesarios para el orden cósmico. Recuerdo poco de lo que me explicó sobre la carta, pero recuerdo haber pensado: Bien, una morra con una corona y un libro…una reina inteligente, ¿Qué más puedo pedir?
III. La Emperatriz / La acción que manifiesta la voluntad
Paula es una mujer madura, autónoma, compleja y que sabe compartir no desde la carencia, sino desde la pasión y el gusto. Me parece un ser humano muy completo. Un estuche de monerías que sabe de historia, botánica, cocina, y ciencia. Profesionalmente esta realizada e insertada en un flujo laboral interesante, y por si fuera poco le gusta crecer y reinventarse. Físicamente me encanta, tiene una mirada seductora, una sonrisa despampanante y un cuerpo glorioso. Creo fervientemente que nuestro encuentro no fue azaroso, tiene tintes causales que rebasan mi entendimiento, y eso lo valoro, aprecio y respeto, lo hace único y sagrado. Un anclaje de ese peso me invita a no perder de vista ciertos ejes de la vida, hace que mis alas se abran con mayor fuerza y me dan ganas de comerme el mundo a mordidas. Todo es posible. Es estar enamorado, le dicen.
IV. El Emperador / La obra acabada
Este es el penúltimo posteo (o capítulo) de este blog, la última rinostalgia en la que escribo sobre lo que quiero compartir a nivel personal, la próxima, la número 365, será solo una despedida, un cierre, un epílogo, unas palabras que resuman el proyecto e informen sobre su futuro formato impreso. Y para cerrar este ejercicio de escribir durante casi cinco años sobre lo que considero importante en mi vida, que mejor que una gran historia de amor, una que esta empezando y que sigue latente aquí y ahora.
V. El Hierofante / La inspiración recibida de los poderes ocultos
A la primeras semanas de haber salido con ella ya le había regalado un dibujo, construido un librito y compuesto dos canciones.
· El dibujo era un pliego completo de papel con un corazón rojo al centro, y varias palabras al rededor con plantas verdes señalando cavidades o elementos cardiacos. El listado era de los momentos, objetos, conceptos o ideas que se vinculaban con ella y me llenaban de felicidad: una comida familiar y dominguera, una lechuga verde, un tupper con macadamias, un portuñol, un te quiero y un te amo, una sonrisa, una azotea, un milagro, una manda en Tepoztlán, y un si.
·· El librito es pequeño, pero esta hecho todo a mano, tiene recortes de un mapa de Polonia que ella me regaló, y dibujos de objetos varios intercalados con frases, dicen así: Es un milagro habernos conocido, y una bendición estar enamorados. Doy gracias infinitas por el amor encontrado entre lechugas y arúgulas, entre gatos y chihuahueños, entre archivos y una peli, y entre el jardín de una comida dominguera. Me gustas toda tú, tu sonrisa que detona mi sonrisa, tu mirada que se enreda a mi mirada, tus abrazos que nos entretejen y tu mente que se dispara junto con la mía. Oye, te digo, dime, me dices, y luego de la propuesta viene un OK. Te quiero aquí y ahora, allá y después también. Siempre si: te amo.
··· Le compuse dos canciones el mismo día, una más dulce y abrasileñada, y la otra más prendida que dice así: ¿Cuantos te quiero un chingo son un te amo?¿Cuantos abrazos caben en la afinidad? Todo tiempo junto no es en vano, hoy todas las palabras podrían sobrar. Y yo, te quiero un montón. Y yo, te digo que hoy…te quiero aquí a mi lado.
VI. Los dos caminos / La prueba a la cual está sometida la voluntad
En alguna de nuestras breves juntas laborales mencionó que tenía novio. Ni modo, algún defecto tenía que tener. Y decidí no hacer ninguna insinuación o invitación frontal porque ya sé como terminan esas historias. Así que seguimos conociéndonos y trabajando. Un día me invitó a comer a su casa, le llevé los mejores postres de la zona y un helado de yügür. Fue muy amable y atenta, hasta me ofreció el cuarto de visitas por si me quería quedar. Pa’ ser como la 3era vez que nos vemos hay mucha buena onda – pensé. Al terminar la comida me dio un aventón, y hablamos de las parejas, le comenté mi condición de hiperlanzado e intenso, de ser claro en la búsqueda de una pareja pa’ formar una familia, y que eso, aunado a seleccionar puro personaje inestable, ahuyentaba o desmantelaba las opciones . Le pregunté si ella quería tener hijos, me dijo que de momento no.
Como muchas relaciones del siglo XXI, el toque emotivo se dió gracias a lo virtual y lo mediático, la confianza y la buena onda floreció dentro de nuestros teléfonos inteligentes. Un día le confesé mi agradecimiento por ayudarme a descubrir esa nueva pasión por los archivos y las cronologías, y me dijo: Si está pocamadre, yo ya siento que hasta te quiero. Por buena onda no paramos, pensé.
Al regresar de un viaje, decidí pasarla a saludar a su trabajo, la habían operado y me pareció un buen detalle llevarle un regalito de mi paseada. La ví con mucho gusto, entre tanto telegrama whatsappero la buena onda se comenzaba a fermentar en una curiosidad con buqué de interés. Me enseñó su abdomen para mostrarme las heridas de la operación, quedé pasmado, tenía la musculatura generosamente marcada. Desde ese momento empecé a poner más atención a sus lindas curvas.
Caminamos por el parque y me dijo que estaba triste, que había terminado con su relación porque él no quería tener hijos y ella si. Le dije que si lo tenía claro era una buena decisión, que no se apachurrara y que tirara pa’ lante. Me tomó del brazo y ahí supe que definitivamente me interesaba. Nos despedimos y en los subsecuentes días me dediqué a mandarle todo tipo de teléfonos de departamentos en renta para ayudarle a cerrar definitivamente con su relación. Si había que conocernos en un futuro, de preferencia que fuese ya desintoxicada de su historia pasada, pensé.
VII. El Carro de Osiris / La victoria
Pasaron los días y la invité a un sin fin de planes, todos peculiares y chingones según yo, y cada uno lo esquivó de manera elegante y casual. Así que un poco desanimado le dije: Márcame cuando quieras que nos veamos y nos vemos, pasaron dos días y me invitó a una comida dominguera y familiar. Mis favoritas. Por supuesto dije que si y fui con mis mejores garras. La experiencia fue extremadamente agradable, parientes interesantes con charlas espesas y platillos interesantes con vinos espesos. Tinto y mezcal produce su familia, sed y hambre tiene la mía, ni mandada a hacer la mancuerna – pensé.
Ese domingo conocí a un ser espectacular, en un hábitat desbordado de plantas, arquitectura y muebles que rebosaban en historia, y en medio un clan admirable que sabía a buen gusto e inteligencia. Recalco la importancia del clan porqué es medular cuando lo que se busca es mezclar los genes, y si ella ya estaba buscando eso, y yo también, observar dicha información era más que pertinente. Seguimos conbebiendo, y con su madre charlando en la sobremesa decidí agarrarle la pierna. Chingue a su madre, pensé, si hay tanta buena onda seguro no respinga. Y efectivamente, me tomó la mano e inauguramos un juego en la comodidad del hogar.
Posteriormente me invitó a ir por más vino a la bodega, y ahí es donde la historia comenzó. Cual imanes que no pueden conservar su distancia, terminamos trenzados en el jardín familiar en medio de la presencia de transeúntes, vecinos-parientes, que no recuerdo ubicar. Me dijo: Hagámoslo aquí. – Seguro, pero tengamos un hijo, le dije. Hizo cuentas y dijo: De momento no puedo, pero…¡Va, lo hacemos después! Nos desnudamos por completo y nos tiramos al pasto. Las cicatrices en mis rodillas y las de su espalda confirmaron el nivel de intensidad de aquella noche. La pasión de ese momento, la honestidad de nuestros diálogos, y lo políticamente incorrecto del hecho, me siguen haciendo sonreír cada que lo recuerdo.
Regresamos a la comida que se había alargado a cena, toqué la guitarra con su cuñado al piano, llevamos a su abuela a su casa, y terminando me llevó a un sitio de taxis, de camino me comentó su situación y sus planes a corto y mediano plazo, me pidió que la esperara tres meses aproximadamente. Después de lo que habíamos vivido, y como lo habíamos vivido le dije que me parecía absurdo esperar tanto tiempo, que había que aprovechar la chispa del momento, toda la magia del presente. Acordamos seguir avanzando, pero poco a poco, me dijo: Pero hay que conocernos, te voy a decir algo sobre mi: yo siempre tengo la razón. Me pareció única y muy peculiar su carta de presentación, nunca había conocido a alguien que pudiera afirmar tan categóricamente eso. Y la verdad no me generaba conflicto, todo lo contrario, qué maravilla que el otro quisiera cargar con ese peso. Yo le contesté: No hay pedo, ahora te cuento algo de mi: yo soy súper demandante, me gusta dar todo, pero espero también recibir todo. Soy como un chihuahueño, quiero estar todo el día pegado. Ella tampoco vio ningún conflicto en mi oración, al contrario, – Ahhh…yo también soy así, me dijo. Y con ese tipo de confesiones simpáticas y etílicas de primer nivel, comenzamos el interminable proceso de conocernos. Unos planes de pareja se bocetaron y los latidos de mi corazón reverdecieron.
IX. El Ermitaño / La prudencia que mantiene el equilibrio
Bombón, Mi Reina, Chiquis, Corazoncito, Cielito…de toda la terminología cursi que utilizo con ella, la que más le gusta es Azuquitar.
– No más no me la digas en público, me dijo.
– Ok azuquitar, le contesté al oído.
X. La Rueda de la Fortuna / Destino
La comida familiar fue el domingo, el lunes desperté pensando en ella y la dibujé, la invité a la cena-despedida de la micropoetiza Ajo, pero no quiso asistir. Supongo estaba entre el duelo de su relación pasada y entre el encanto de la novedad. No la pude ver el martes, pero no dejaba de pensar en ella. El miércoles me pidieron que fuera a recoger un cheque a CONACULTA, de un taller que había dado en Tlaxcala, nunca voy a recoger esos pagos, generalmente me depositan o va mi asistente por ellos. No, tienes que venir tú esta ocasión, me dijo el amigo detrás del teléfono. Así que tomé una eco-bici y pedaleé hasta Reforma, al entrar al edificio vi a una mujer de espaldas. – Que chistoso se parece a Paula, pensé. Al llegar a su lado y verla de frente me dí cuanta que era ella. Sonreí de sobremanera y le dije Hola, ¿cómo le va señorita? Su cara de asombro extendió aun más mi sonrisa, en tiempo y medida. Esto no es una coincidencia, esto es una bendición, pensé. El área de acceso al edificio olía a destino. Quedamos esa noche de salir a cenar. Un par de horas después, ya con algo de Priorat y un poco de jabugo en la panza, estábamos discutiendo si llamar a nuestra futura hija Reyna Guadalupe o Raimunda. Ahí no más.
XI. El León Domado / La fuerza a conquistar
Cuando compartí casa con mi amigo Arcangel Constantini, era normal que desapareciera y regresara con alguna anécdota de un viaje intercitadino, o con objetos de alguna expedición a un mercado de segunda mano. En una ocasión se fue a medio día a Tepoztlán, se bebió dos litros de pulque y se subió el cerro para hablar con los dioses de las pirámide. Me contó que fue una experiencia única.
Hace un par de semanas hice un «Arcangel», me fui a Tepoztlán a subir el Tepozteco, con dos litros de pulque previamente suministrados y con una manda muy clara, pedirles a los dioses de la pirámide, al dios del pulque, a la madre naturaleza o al creador de las endorfinas, la serotonina y la dopamina que me concedieran el amor de la mujer amada. Fueron horas de esfuerzo y sudor, pedí una señal al llegar a la cima, y cuando llegué a la pirámide recibí un mensaje y una llamada de Paula. Se lo había dicho por teléfono horas antes y mandado en un dibujo: Nosotros somos un milagro, nunca un error.
XIV. La Temperancia / Iniciativa
Su color favorito es el gris, y su comida favorita la lechuga. Así que después de nuestra primera discusión, detonada como suele suceder por enfocarnos en nuestros miedos y no en el amor que nos une, fui a su trabajo y le mandé un mensaje en whatsapp: «Asómate a la ventana…No había flores grises, pero te traje una lechuga». Había comprado la lechuga orgánica más grande y chula del supermercado, y la tenía levantada a manera de ofrenda. Ella se rió y bajo para abrazarme.
XV. Tifón / La fatalidad, lo imprevisto
A veces creo que no es que escoja mujeres inestables, si no que el peso de cargar a un rinoceronte hace que hasta la persona más balanceada pierda estabilidad. Mi problema no es ser demandante, es pensar que los demás tienen que resolverme esas demandas. El ser tan extremo e insistente puede ser asfixiante. Pese a nuestros desencuentros y descalabros agradezco mucho la oportunidad de poder crecer en el espejo de este otro tan especial.
XVII. La Estrella Resplandeciente / La esperanza que salva mediante la Fe
La primera noche que se quedó a dormir en mi casa le di las llaves de mi casa. Ese mismo día, al llegar a su casa por la noche, me dio un juego de sus llaves. Así se apuesta, así se construye, así se avanza, pensé.
Por cierto, cuando llegué a Tepoztlán, lo primero que ví fue un camión con una estampa al frente que decía: «Con fé y con todo».
XXI. El Mundo / Recompensa al hombre que ha cumplido su misión en la tierra
– ¿Cuál es tu mayor virtud?, le pregunté.
– No sé, me contestó.
– ¿Y tu mayor defecto?, añadí.
– Mi necedad, contestó, ¿y tu, cuál es tu mayor virtud?
– Mi perseverancia, le dije.
A la semana le mostré un dibujo que decía «Amémonos con toda nuestra necedad y perseverancia». Creo que la fórmula para seguir avanzando es asumirnos y querernos con lo que somos y tenemos, eso seguro nos ayudará a crecer y a ser mejores humanos.
XXII. El Loco / El inicio y el fin del viaje
Duda 1: Mi ‘apa pidió la mano de mi ‘amá el primer día que salieron. Tenía claro que quería y con quien lo quería. ¿Me pregunto si ser tan atrabancado y directo es genético?
Duda 2: Hoy me preguntó mi novia por qué estaba tan enamorado de ella. Me cae que no sé, me diste tolocache ese primer domingo, le dije. Pero ahora que hago el recuento de todas estas anécdotas sé que no me importa entender todos los porqués, porque ya sé el para quién, sé que lo nuestro es tan especial que es incuantificable y que cualquier intento de comparar resta y no suma. Me encanta la idea de seguir festejando lunas con ella, porque esta es una hermosa historia que apenas esta empezando y todavía tiene muchas cartas por tirar, estamos construyendo nuestra tirada, sin duda y sin dudar.
Amén.